Hoy se clausura en el Centro Social Caixanova (19 h.) el Congreso Mundial sobre Cefalópodos, que se ha celebrado por primera vez en España. Al mismo han asistido más de 200 científicos de 27 países, la élite mundial del estudio sobre cefalópodos. Y se han presentado los resultados de las investigaciones más recientes llevadas a cabo a nivel internacional sobre estas especies
Un estudio puntero de investigadores gallegos sobre el pulpo
Uno de los más esperados era el presentado por profesores de la Universidade de Vigo y el Instituto de Investigacións Mariñas sobre el pulpo Los científicos gallegos has determinado que no vive más de 14 o 15 meses (frente a los 15 o 20 años de los Nautilus) que el gallego es el más común de entre las 100 variedades que hay en el mundo o que se puede capturar ante las costas de Brasil y Sudáfrica. Los biólogos descubrieron que el pulpo tiene dos estiletes, hasta ahora desconocidos, como conchas internas, de 5 centímetros de largo y 3 milímetros de grosor. También han averiguado que su edad se refleja, como la de los árboles, en anillas que se pueden contar en los tentáculos y que se forman semana a semana.
Este dato es importante porque permite conocer su estructura demográfica, cuándo desovan las hembras, la población de ´soldados’ (machos fértiles) delimitar caladeros, programar vedas y limitar su captura para permitir la regeneración.
Los investigadores también han constatado que el pulpo no sobrevive en cautividad o, al menos, no lo hace en porcentajes superiores a un 20 o 30%, y lo tiene también difícil en latitudes con aguas que tengan una salinidad inferior a 35 gramos por litro (en la Ría no se extendería más allá de Rande: hacia San Simón la aportación acuífera de los ríos hace bajar la misma ha menos de 25 gramos, adecuada para el choco, pero no para el pulpo o el calamar). Todo ello hace inviable su explotación en piscifactorías o, al menos, en una tasa que permita su rentabilidad. ¿El motivo? Necesita el pláctom que habita en fondos con corrientes marinas intensas, imposibles de reproducir en piscinas.
Acción del hombre sobre las poblaciones marinas
Estos estudios, imprescindibles para regular las pesquerías, tanto de pulpos o de otros cefalópodos, como el calamar, la pota, el choco, sólo han podido medir variaciones naturales de población de los mismos, pero no datos reales de su variación demográfica. Las tasas de sobrepesca, la acción de la misma (nasas que no respetan las normas, capturas en períodos de veda, de machos reproductores, hembras, ejemplares de tallas inferiores a las permitidas o el uso de artes prohibidas) deben facilitarlos las administraciones públicas y con ellos podrá determinarse qué especies están en peligro de extinción y cuáles pueden abrir nuevos caladeros.
El pulpo podría seguir el camino del bacalao, que ha desaparecido del Atlántico
Entre aquellos, “sino se toman medidas protectoras adecuadas” puede estar el pulpo cuya sobreexplotación puede llevarlo a la misma situación del bacalao, que cómo aseguró el doctor Ángel Guerra, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha visto descender su población “por debajo de límites que permitan su regeneración” desapareciendo prácticamente del Atlántico.
En el lado opuesto está la pota. Recientemente se han descubierto bancos de 6 millones de toneladas entre la Arabia y la India, “bancos que aún están sin explotar”.
Erosión causada por el cambio climático
El congreso también ha constatado la migración, causada por el cambio climático, de distintas especies marinas. Entre ellas los ‘peces ballesta’, que vivían en África y que ya han llegado a las costas gallegas “sustituyendo a otras autóctonas, como el ‘calamar de fora’, que ha desaparecido al incrementarse en sólo 1º la temperatura del mar.
En el mar ‘in dubio pro reo’ (en caso de duda, proteger a las especies)
Pero, sobre todo, esta reunión ha intentado enviar un mensaje “en la explotación de los recursos marinos hay que aplicar el principio de precaución, ya que sus recursos no son infinitos”.