Larriba explicó que se había puesto en contacto con empresas que realizan este tipo de trabajos y que adaptar las farolas actuales a la ley costaría 50.000 euros.
No es la primera, ni siquiera el décimo tipo de iluminación que prueba el Concello. Cada nuevo gobierno parece que quiere dejar su impronta colocando en las aceras farolas distintas. Los de Manoel Soto y Carlos Príncipe se gastaron en ellas unos 17 millones de pesetas de la época (unos 72.000 euros), cada uno. Manolo Pérez invirtió algo más: 126.000 euros. El alcalde Castrillo triplicó este gasto, pero entonces se peatonalizó el Calvario y la Praza de la Independencia. Corina Porro llegó a los 312.656 euros cuando humanizó las calles del centro y esta corporación multiplicará por 9 el gasto, en este concepto, del primer gobierno local de la democracia.
Este ansia por aportar luz a nuestras vidas ha dejado hasta 16 tipos distintos de farolas en Vigo, algo inaudito. En Barcelona hay 7 modelos diferentes, dos más en Madrid y 11, la única que nos hace sombra, en Sevilla.