Carta de Isabel a Vigoalminuto: “Parece que el verano, aunque de llegada tardía nos está complaciendo con su permanencia otoñal, nuestras playas y terrazas dan buena muestra de él.
Cuan generosa es la época estival, aumenta los puestos de trabajo, (aunque sea de forma temporal), mejora la psiquis, realza la belleza, nos deleita con cuerpos danone y nos hace disfrutar enormemente; pero… “siempre hay un pero y no hay forma de librarse de él” nuestra ciudad sufre permanentemente la enfermedad de las obras que se acentúa y se extiende como una pandemia, máxime cuando se aproxima el verano y se instala sigilosamente, sin pedir permiso, volviéndola caótica, ruidosa, intransitable y dañina, así año tras año, y los especialistas en esta materia no han sabido, hasta ahora, poner remedio a esta dolencia, que se perpetúa en el tiempo, lo que resulta un tanto sorprendente ya que no dudan en autoproclamarse “excelentes profesionales que trabajan por y para los ciudadanos” o será que les he entendido mal esta parte del discurso al que nos tienen acostumbrados?.
Probablemente sepáis lo que voy a comentar, se trata de un escritor que vivía en Madrid y decidió marcharse al extranjero, durante un tiempo todos los años volvía a visitar su ciudad hasta que harto de tanta obra dijo que solo volvería cuando hubiesen encontrato el tesoro que tantos años llevaban buscando… pues lo mismo sucede aquí.. donde estará el tesoro “matarile, rile rile”… por favor que aparezca que solo queremos vivir y se nos está haciendo un poco tarde.”
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