A los 82 años y tras varias semanas ingresado en el hospital Xeral de Lugo. Así nos dejó ayer el dramaturgo gallego Daniel Cortezón, aquejado desde hace algunas semanas de una dolencia y de la que había empeorado en los últimos días.
Autodidacta, vino al mundo en 1927 en Ribadeo y pertenecía a la llamada primera generación de los dramaturgos de postguerra con una producción entre la que destaca el teatro histórico, pero también la narrativa, ensayo, artículos y traducciones.
Tras residir en Madrid, donde estuvo en contacto con los intelectuales gallegos, regresó de nuevo en Ribadeo y en Vigo, las dos ciudades donde residió por periodos en los últimos años de su vida.
Entre las obras teatrales de Cortezón destacan ‘Xelmirez ou a gloria de Compostela’, ‘A diáspora’, sobre la emigración, o las históricas ‘Crónica del rey don Pedro’ y ‘Crónica de Enrique IV’. Ya consolidado como autor teatral, regresa a la narrativa y obtiene el primer premio Blanco Amor, hoy uno de los más importantes en este género, por ‘A vila sulagada’.
De su pluma son también numerosos ensayos y obra en narrativa, como uno de los pocos autores que publicó este género en la década de los 50, en que se editaba en gallego un título al año, por lo que también se considera perteneciente a los llamados recuperadores de la narrativa tras el paréntesis de la guerra, junto a nombres como Fole, Cunqueiro o Ferrín.