En 2006, durante una investigación que se inició en Cantabria, la Guardia Civil llegó hasta el acusado encontrando en el disco duro de su ordenador, tal y como se ratificó en el juicio, más de mil fotos y vídeos de sexo explícito con menores que, como comprobaron, había sido enviado a otros internautas.
Los argumentos de este individuo no fueron suficientes para convencer al fiscal quien indicó que en Internet es posible hacer otras muchas cosas y que esa patología, de existir, no obligaría al acusado a cometer actos pedófilos. Por ello, Luis Uriarte, ratificó su petición de 8 años de prisión.