Uno de los momentos más tensos indicó que fue el de la liberación, ya que, junto a los dos barcos que esperaban a sus secuestradores había un tercero con otros piratas, así, fueron advertidos por sus captores de que tuviesen cuidado porque, una vez que ellos bajasen, “los otros intentarían secuestrarlos”. Blach advirtió de esta situación a la Armada y estuvieron atentos a ese nuevo barco “en todo momento”.
Cuando un periodista preguntó a los dos marineros supuestamente bajados a tierra por los piratas, qué había pasado realmente, la hija de Ricardo Blach, Cristina, periodista de profesión, exigió que no se hiciésen preguntas, ya que se trataba “sólo de una comparecencia para relatar ellos su experiencia y ya habrá tiempo para más”.
El patrón pidió en nombre de todos sus hombres, que este fin de semana se les dejase descansar y que “por favor” no se les llamase ya que ecesitan “paz y tranquilidad”. Lo mismo pidieron los demás marineros, visiblemente emocionados y muy agradecidos a sus familias.
Blach dio las gracias a las dos fragatas de la Armada “que nos protegieron y arroparon” , al Gobierno “nos hemos sentido apoyados por él en todo momento”, así como a su empresa, al embajador en Kenia, a la Audiencia Nacional, a los amigos y a los familiares.
Precisamente, entre los familiares que acudieron a Peinador se encontraba la madre de Pablo Costas (de Baiona), que hoy recibió a su hijo y el jueves despide a otro que se va también al Índico; también acudió el padre de Secundino Dacosta (de Cangas), que también despide la semana que viene a otro hijo que se va al Índico.
José Carlos Neira, Joaquín Fernández, Secundino Dacosta, Antonio Pérez, José Antonio García, Ricardo Blach, Pablo Costas y Crujeiras descansarán hoy con la tranquilidad de saber que son libres, al igual que sus compañeros vascos, que rechazaron hacer declaraciones a su llegada al País Vasco.