Isabel Alfonso Espiñeira debería formar parte del sello ‘Galicia Calidade’. Un dato basta para comprenderlo: tiene 27 años y ya es abogado del Estado. Esta chica de A Coruña con novio vigués acaba de aprobar una de las oposiciones más duras, a las que pocos se atreven a concurrir, y que están reservadas sólo a una élite de expertos en Derecho que, en general, le dedican unos 6 años para preparar los 500 temas y, finalmente, sacar la plaza.
Junto a ella, 143 personas de toda España se fueron presentando a los 5 exámenes eliminatorios que seleccionaron a los 23 ‘elegidos’ para defender los intereses del Estado. El resultado es que Isabel será a partir de enero una de las abogados del Estado más joven de España. Una lucense, mayor que ella, también aprobó.
A lo largo de estos 3 años “durísimos” de estudio, ha tenido que sacrificar muchas cosas, pero su sueño se ha cumplido y ahora sólo le preocupa hacer bien su trabajo. Hoy sabrá dónde.
– ¿Cómo has preparado estas oposiciones?
– En junio de 2005 finalicé la carrera y en enero de 2006 empecé a preparar las oposiciones. Desde entonces he estudiado 8 horas los 6 días de la semana, y ya en exámenes (comenzaron en abril) cada día estudiaba hasta que el cuerpo aguantaba, unas 12 horas. También conté con la ayuda de preparadores. Me he privado de muchísimas cosas para seguir estudiando. Deposité toda mi vida en esto y tuve el apoyo de todo el mundo, especialmente el de mi novio, Lucas.
– ¿Cómo fueron los exámenes y cómo los afrontaste?
– Fueron 5 exámenes eliminatorios. Eran 2 pruebas teóricas, una de inglés y 2 casos prácticos de 10 horas cada uno. Precisamente, recuerdo un caso práctico como uno de los peores momentos de mi vida, comparable a la muerte de un familiar. Es mucho más duro que la carrera. La vida del opositor es muy parecida a la del deportista de élite que, en su caso, se lo juega todo en unas olimpiadas. Yo me jugaba lograr un sueño o empezar al día siguiente en el tema 1.
– ¿Siempre tuviste claro que querías ser abogado del Estado? ¿Cómo fue la carrera?
– A partir de 4º de carrera decidí que quería opositar a esto porque me encantó el Derecho Administrativo. Curiosamente, el primer año de Derecho no me gustó nada, pero me di una oportunidad y acabé ’enganchada’. Me fue bien, saqué una media de notable y fui becaria en un departamento en la Universidad de A Coruña, donde estudié. Es una carrera fácil pero en la que hay que estudiar mucho, el problema es que se mete gente que, en realidad, no le gusta.
– ¿Te imaginabas llegando tan lejos tan joven?
– Nunca me imaginé llegar aquí. Cuando me lo comunicaron no me lo creía. Ahora siento vértigo. Mi preparadora, Adela, las aprobó en 2 años, y la otra preparadora la hizo en año y medio, aún es recordada como un hito. Se puede decir que en Galicia hay una cantera buena de jóvenes abogados del Estado.
– ¿Cuál es tu sueño ahora?
– Hacer bien mi trabajo es lo que más me preocupa. Existe la posibilidad de llegar a trabajar en el Tribunal Supremo o en Bruselas, pero yo ya no necesito tanto para desarrollar mi carrera. Lo importante es hacer bien mi trabajo, porque ganamos todos. Muchos acaban ejerciendo en la empresa privada, pero a mí lo que me motiva son los intereses públicos.
– ¿Algún consejo a los opositores que se estén preparando ahora?
– Que se lo piensen muy bien porque es durísimo, pero si se deciden, que lo hagan en serio y que tengan confianza en sí mismos. Yo por lo menos no quería eternizarme.