“¿Este es un día normal aquí no?” preguntaba el vicepresidente Chaves mientras se colocaba la gabardina y miraba con desconfianza uno de los paraguas naranjas que el Concello entregó a las autoridades en previsión de que lloviese. Tenía razón: malamente aguantaron enteros el trayecto que hicieron a pie desde el Paseo de Alfonso, donde los dejó el autobús que los traía de O Castro, hasta la Porta do Sol. Allí, tras secarse la cabeza con un pañuelo, no tuvo la previsión de llevarse un gorro, como hizo el delegado del Gobierno, Antón Louro, se acomodó bajo la carpa en la que primero el teniente de alcalde, luego el alcalde y finalmente el vicepresidente tercero de Zapatero, dijeron unas palabras.
“Actuación en un lugar emblemático”
Si el objetivo de la humanización del Porta do Sol, como dijo Santiago Domínguez, era “unir peatonalmente Príncipe y el Paseo de Alfonso“, se ha conseguido. La actuación en este lugar, ha reducido el tráfico, cosido el corte entre las dos partes del CascoVello recuperando “una gran plaza de 18.000 metros cuadrados de los que un 80% son para caminar”.
Dos carriles de circulación.
Con respecto al proyecto inicial se ha cambiado la idea de dejar un solo carril de circulación y finalmente serán dos después de ensanchar la calzada para dar cabida a dos autobuses, simultáneamente.
El teniente de alcalde destacó que se ha tenido gran cuidado en elegir los materiales que se han usado. La plaza que se ha abierto bajo el Sireno es de enlosado de piedra, en los cruces de peatones anteriores la plaza de la Princesa y a la rúa Santiago disponen de semáforos tipo puente y balizas luminosas, además de un pavimento de pavés, para mejorar la seguridad vial, se han colocado alcorques en las aceras y bancos en el mirador del Paseo de Alfonso.