Informar. Eso es lo único que hacían los 132 periodistas que perdieron la vida el año pasado. La mayoría fueron asesinados, como en Filipinas, donde 32 reporteros murieron durante un enfrentamiento entre bandas callejeras, o sólo estaban trabajando cuando fallecieron. Entre estos hubo tres que fueron objetivo específico de fuerzas armadas. Los datos fueron difundidos ayer por el International News Safety Institute (INSI) organismo que denunció que Filipinas, México, Somalia y Rusia son los países más peligrosos para los profesionales de la comunicación.
La cifra total de fallecidos durante el año pasado superó en 22 a los datos registrados en 2008, aunque el balance total rebajó las 172 muertes de 2007 o las 168 registradas en 2006.
El director del INSI, Rodney Pinder, indicó que los periodistas siguen muriendo “porque se atreven a iluminar las esquinas más oscuras de las sociedades”.