Silva Sande no ha salido bien parado del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional por el asesinato de dos vigilantes durante el atraco del GRAPO a un furgón blindado en Vigo en mayo del año 2000. Su compañero Marcos Martín Ponce lo acusa de ambas muertes y según sus declaraciones, Sande “presumía de ser un cowboy al que le gustaba agujerear a los guardias” y, añade,”si le hubiéramos dejado, hubiera matado al tercer vigilante”. Según Martín Ponce, se había calificado la operación de arriesgada porque Sande reiteraba que el problema de los anteriores fracasos en este tipo de acciones “se debía a que siempre se les había dado la oportunidad de salir con vida a los vigilantes”.
Otra de sus compañeras Mónica Refojos, no mejora el retrato de Sande, según ella, fue expulsado de los GRAPO “por su comportamiento en Vigo” (puso en peligro la vida de otro GRAPO) y lo acusa de violar a otra ex-miembro. Refojos reconoció formar parte de los GRAPO desde 1998, pero se ha desvinculado de los hechos.
Silva Sande se defiende diciendo que en ese momento se encontraba en Francia con “el objetivo de recaudar fondos para la organización” , pero que sabía “que se iba a realizar”. A su vez, señala que quien coordinaba la acción era el secretario general del Partido Comunista de España reconstituido (PCE-r), Manuel Pérez Martínez, “camarada Arenas”.
Por su lado, Pérez Martínez insiste en que sólo conoce a Silva Sande de coincidir con él en dos ocasiones en prisión y que después del atraco sólo le dirigió la palabra para decirle: “lárgate de nuestro lado”. Además, asegura que “el PCE-r no tiene nada que ver con las facciones armadas del GRAPO, ni con ninguna otra organización violenta”.
Esta era la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional a él, a los ex dirigentes de los GRAPO Manuel Pérez Martínez, “camarada Arenas”, y Fernando Silva Sande y a otros cuatro integrantes de la banda.