El tío lleva 40 años dando tumbos por ahí combinando buenas películas que le valieron otras cuatro nominaciones, ‘La última película’ (‘The Last Picture Show’, Peter Bogdanovich, 1971),Un botín de 500.000 dólares’ (‘Thunderbolt & Lightfoot’, Michael Cimino, 1974), ‘Starman’ (id, John Carpenter, 1984) y ‘Candidata al poder’ (‘The Contender’, Rod Lurie, 2000), con mierdas como ‘Volar por los aires’, ‘El amor tiene dos caras’ o ‘Locos por el surf’, en la que el tufo a mediocridad nunca se le pegó. Pero tenía que pagar las facturas y seguir pasando desapercibido en medio de esa fábrica de ñordos en que los horteras han transformado Hollywood. Y también por esto se merece llevarse al Tío Oscar
Pero sobre todo se lo llevará por su papel en Corazón rebelde (Crazy Heart)’, donde se mete en los zapatos de Bad Blake, un cantante de música country venido a menos. Su época dorada ya ha pasado, y desde entonces Bad se dedica a tocar para su fiel público en pequeños locales mientras comprueba resignado como su aprendiz (Colin Farrell) se forra a costa de sus enseñanzas. Por si esto fuera poco, acumula demasiados matrimonios fallidos en su vida y demasiado alcohol en su sangre. ¡Me cago en la leche, que bien lo hace el tío!