Lo publica la periodista María Ángeles Moreno, en el Heraldo de Aragón: un juicio que se celebraba en el Juzgado de lo Penal de Teruel por delito contra los derechos de los trabajadores tuvo que ser suspendido al darse la circunstancia de que el único intérprete de idioma chino afincado en la capital turolense que figuraba en la lista de traductores del Palacio de Justicia era el propio acusado, de origen chino.
El problema surgió cuando, a mitad del juicio, varios testigos, todos ellos procedentes de aquel país, que iban a declarar admitieron que no entendían el castellano. El procesado, sentado en el banquillo de los acusados, se ofreció en ese momento para traducir de español a chino y a la inversa. Lógicamente, su propuesta no fue aceptada, si bien se le agradeció.
Fue entonces cuando la jueza planteó a las partes la suspensión de la vista y su reanudación en otro momento con un intérprete. Cuando los funcionarios del Juzgado proporcionaron a la magistrada el nombre del único traductor residente en Teruel que había en el listado, a fin de poder contactar con él, resultó ser la persona a la que se estaba juzgando. El hecho provocó las carcajadas del público que fue desalojado de la sala.