É a segunda vítima de hoxe nas estradas de Galicia
Leer másPara regatear en el Zoco, deja al guía tomando un té
Z.ALONSO/ vigoalminuto. Grand Voyager.- Regatear es deporte nacional para los vendedores de la zona vieja de Tánger. Pero si quieres ir a comprar allí la recomendación es justo la contraria: deja al guía, sobre todo si es de agencia, tomando uno de los deliciosos tés con menta o hierbabuena que preparan en cada rincón.
Z.ALONSO/ vigoalminuto. Grand Voyager.- Lo primero que sorprende cuando te acercas a Tánger desde el mar es ver tanto rascacielos pegados al mar. Sobre todo para quien como yo tenía esa imagen de ciudad antigua y tradicional. Pero todo país tiene su Marbella particular, y los tanjerinos no iban a ser menos. Allí el idioma no es un problema: en una ciudad tan acostumbrada al turismo, antigua colonia de España y Francia, árabe, castellano y francés conviven en una triada perfecta.
A 60 kilómetros de Gibraltar y 14 de Tarifa, lejos de lo que pueda parecer Tánger es una ciudad cosmopolita y de lo más ecléctica que se nota ya en la religión de sus 750.000 habitantes. En total, 4 sinagogas, 8 iglesias y 28 mezquitas muestran una mezcla de culturas importante.
E incluso tiene su propia Navia: en la zona que los lugareños llaman ‘Tánger futuro’ se están construyendo viviendas para dar cabida a 160.000 personas, con hospitales, colegios, cenntros de salud, zona comercial, servicios y hasta un estadio de fútbol que se estrenará con un partido Tánger-Málaga. Por entre 25.000 y 40.000 euros puedes comprarte una vivienda. Y todo estará listo para 2015. Pero ejerzamos de crucerista.
Guía del turista perfecto
Llevar cara de turista en Tánger es un riesgo, porque te acosarán sin descanso. Nada más poner un pie en la Kasba, la zona en la que se encuentra el Gran Zoco de la ciudad, una avalancha de hombres con pulseras, gorros, camellos de madera y un sinfín de opciones irán pegado a ti durante metros para intentar convencerte de que les compres algo. La recomendación: contratar sino al primero al segundo que se te acerque para que te enseñe un poco la ciudad y mantenga a raya a todos los vendedores ambulantes. Que te persigan varias calles para venderte unos chicles puede tener su gracia la primera vez, después desespera.
Regatear es deporte nacional para los vendedores de la zona vieja de Tánger. Pero si quieres ir a comprar allí la recomendación es justo la contraria: deja al guía, sobre todo si es de agencia, tomando uno de los deliciosos tés con menta o hierbabuena que preparan en cada rincón. Estos guías suelen llevarte a las tiendas con las que tienen ‘convenios’ y llevarse una comisión sustanciosa por tus compras. Normalmente, el 30 por ciento de lo que te gastes. Por eso muchos comerciantes ya no trabajan con ellos. Además, cuando hay intermediario nunca podrás conseguir precios tan baratos.
Bazares tradicionales, tiendas, los palacios de verano del rey de Marruecos, del de Arabia Saudí y del príncipe de Kuwait, el Museo de las Artes Marroquíes en el palacio del sigllo XVIII de Dar el-Makhzen, los jardines del sultán… son algunas de las cosas que puedes ver sin tener que desplazarte demasiado lejos.
Si no te importa coger un taxi o un coche puedes ir hasta el Cabo Espartel, donde Atlántico y Mediterráneo se juntan dando un curioso color al agua. O a las cuevas de Hércules, donde alguien te contará gustoso la historia por un par de euros. Porque, aunque en Marruecos utilizan el dirham, prefieren que pagues con moneda europea. No hace falta ni que cambies si estás dispuesto a perder un poco y a dividir los precios por 10 en lugar de por 11.