Con el país al borde de la quiebra y un plan de austeridad que podría poner a miles de funcionarios en la calle, el Día Internacional del Trabajo se ha vivido en Grecia con mucha tensión y con una escalada de violencia en la que han tenido que intervenir los antidisturbios. Una violenta protesta en la que un grupo de manifestantes han ido destruyendo sucursales bancarias y pequeños comercios en Tesalónica ha acabado con la policía a porrazos y lanzando gases lacrimógenos.
Todo para protestar por las medidas draconianas propuestas por el gobierno griego para intentar encauzar la situación económica del país que forma parte del acuerdo con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para recibir el paquete de ayudas de la Eurorregión. En este plan de ahorro trianual se contemplan fuertes recortes de los sueldos de los funcionarios, la supresión de dos pagas extra y la congelación salarial en el sector privado. Eso mientras se suben algunos impuestos como el IVA hasta el 21 por ciento o se incrementa la carga impositiva sobre tabaco, alcohol y gasolina.
Se espera precisamente que este fin de semana se desvelen las medidas para sanear la economía y poder acceder a los 135.000 millones de euros que se desembolsarían a Grecia en los próximos 3 años. Y es que Grecia tiene que reducir su déficit fiscal en más de un 13 por ciento en el próximo trienio y poner bajo control su deuda pública, que se espera que se eleve al 130 por ciento del PIB en 2014.