A más de 3.000 metros de profundidad ha encontrado el minisubmarino Nautile las cajas negras del Airbus A330 que se estrelló el pasado junio en el Atlántico tras desaparecer durante unas horas cuando cubría la ruta Río de Janeiro-París. Aunque la localización de estos aparatos supone un gran avance para saber realmente qué ocurrió durante el siniestro, el Ministerio de Defensa francés mantiene que aún hay que ver cómo poder recuperarlas, ya que se encuentran en un terreno muy desigual con un radio de 5 kilómetros.
De conseguir sacarlas se pondría fin a las especulaciones basadas en el mensaje enviado por el piloto minutos antes de que desapareciese, según la que se decía que había visto un destello de luz blanca fuerte e intenso a lo lejos. Ya en los últimos mensajes enviados desde el avión se encuentran una serie de fallos eléctricos y de su sistema básico para atravesar zonas de fuertes turbulencias. Las cajas negras, en realidad de color naranja, están diseñadas para resistir impactos, profundidades de hasta 6.000 metros, alta presión y fuego, pero la baliza que facilita su localización sólo tiene un mes de autonomía.
Sacándola a la superficie se podría saber qué pasó para que el avión se estrellara a 1.300 kilómetros de Recife y provocara la muerte de 228 pasajeros.