JOSÉ MANUEL PENA/ Hay personas que de manera libre y responsable optan por dedicar parte de su tiempo libre, de manera altruista y solidaria, a colaborar con entidades y asociaciones sin ánimo de lucro para crear un mundo más justo y solidario. Un estilo de vida en el que la solidaridad y el compartir son actitudes permanentes que llenan la vida de esas personas que optaron, desde sus propios principios, por los más desfavorecidos de la sociedad, por la promoción de la justicia y por conseguir un mundo mejor en el que todos tengamos los mismos derechos y oportunidades.
Cáritas es una de esas entidades sin ánimo de lucro que colabora con aquellas personas, instituciones y organizaciones que trabajan con los pobres y excluidos, promoviendo la solidaridad y la transformación social a favor de los más necesitados. Es la entidad oficial de la Iglesia Católica que trabaja en favor de los más necesitados, tanto material como espiritualmente, de una manera independiente y directa en las diferentes feligresías o parroquias que componen el amplio espectro de nuestro país.
Cualquier pueblo o ciudad no queda al margen de éste arduo trabajo y cuenta con un equipo de personas que encomendaron parte de su existencia a repartir alimentos entre las familias que carecen de algo tan básico y necesario como es la comida diaria, ayudar al pago de alquileres de familias en situación de emergencia, por paro o enfermedad, así como ayudas urgentes a familias en situación de emergencia. Ayudas a la búsqueda de empleo de las personas que padecen ciertas dificultades para encontrar un puesto de trabajo, pagos de luz, desahucios, manutención y estancia de algunas personas más necesitadas. Ayuda para gastos farmacéuticos, transporte a centros hospitalarios, visitas programadas a domicilio, distribución de ropa y cualquier otra actuación tendente a favorecer la calidad de vida y el trasladar un mínimo de dignidad a las personas y familias de cualquier barrio o parroquia que por los diferentes avatares de la vida se encuentran en una situación de precariedad económica, personal o social.
Cáritas, como otras muchas entidades benéficas y sociales, hace llamamientos constantes a los vecinos sensibilizados y comprometidas con la marginación social y que creen en la justicia social para que estén dispuestos a actualizar su formación y a modificar sus modelos de acción de cara a conseguir el necesario cambio social, que consiga terminar con la miseria y el hambre en los lugares más cercanos al lugar de residencia de cada persona.