Según publica la web cosasdesalud.es, la familia del cónyuge es la causa principal de las discusiones entre las parejas. Los compromisos familiares, desde los choques con la suegra hasta la decisión de si acudir a una comida familiar o la intromisión de los familiares en la relación, son los temas que más irritan a los hombres, mientras que ellas pugnan por el dinero y la falta de tiempo libre.
Al parecer, la crisis económica también está haciendo estragos entre las parejas. Las dificultades para llegar a final de mes hacen que todo el mundo esté a la que salta y que cualquier detalle de pie a una disputa. Otro de los motivos de discrepancia en la falta de libertad, aunque el mando de la tele también hace saltar chispas. Los expertos en relaciones de pareja apuntan otros motivos para discutir: las comidas, las horas de sueño, celos, gastos innecesarios, la educación de los hijos, las diferencias religiosas o el desorden también están en el origen de las peloteras.
Para tratar de evitar que afluyan las diferencias recomiendan, establecer límites, llegar a acuerdos e intentar cualquier tipo de discusión hablado. Ser comprensivo, saber escuchar y confiar en la otra persona evitan los choques pero, si este ya es imparable, lo mejor es procurar mantenerlo en la intimidad: discutir delante de otras personas sólo agrava las diferencias y hace más difícil la solución de los conflictos…además de ser de muy mala educación.