Ya quisieran Zapatero o Rajoy tener el índice de popularidad del presidente brasileño y no pelearse por arañar décimas para no llegar en muchas ocasiones ni siquiera al aprobado. Luiz Inácio Lula da Silva ha conseguido el 76 por ciento de aprobación de su gobierno, un récord desde que entró en el Gobierno en 2003.
Un ejemplo para el resto de los políticos del mundo, ya que Lula consiguió mantener su índice de popularidad por encima del 70 por ciento incluso en plena crisis mundial. En cambio, según un estudio de Datafolha, un 19 por ciento de la población considera que su actuación está siendo regular y un 5 por ciento que su gestión está siendo mala o pésima.