La polémica se agravó hace unos meses, tras la muerte del propietario del Castillo de Pambre, el conde de Borraxeiros Manuel Taboada. Pero el problema venía de mucho antes, cuando la Xunta propuso expropiar un inmueble declarado Bien de Interés Cultural desde hace 15 años o incluso cuando se inició un expediente sancionador al propietario por negarse a abrirlo cuatro días al mes como marca la ley. Fue entonces cuando llegaron a un acuerdo.
Unos trámites legales que se paralizaron con la muerte del conde y que deja unos herederos sorpresa: los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis, que prevé venderlo para salir de los problemas económicos por los que pasan. Mientras, los vigueses ya han dado permiso para que hoy abra sus puertas al público.
Y lo hará de 11 a 13 y de 16 a 20 horas de lunes a domingo, costará unos 25.000 euros anuales que costeará el ayuntamiento de Palas de Rei y se contratará a dos personas para que se encarguen de la gestión de las visitas. Además, ya se ha contratado un seguro para hacer frente a cualquier imprevisto. Con esta apertura se pretende multiplicar el turismo en la zona, sobre todo el relacionado con los establecimientos rurales.
Con la historia a cuestas
La fortificación es una rareza gallega: es el único castillo que resistió en pie los ataques de la Revuelta Irmandiña del siglo XVI, en las que el pueblo llano, la baja nobleza y el bajo clero se sublevaron contra los señores de la tierra y se ensañaron con este tipo de fortificaciones por ser símbolos del poder opresor.