No han conseguido ponerse de acuerdo ni en una reforma de mínimos. Sindicatos y patronal han estado casi 11 horas reunidos, pero el diálogo social para salvar la reforma laboral acababa a las 6 de esta madrugada en un rotundo fracaso. El abaratamiento del despidos, los motivos o la intención de la patronal por intentar tener la última palabra en casos como la reducción de la jornada laboral han sido alguno de los escollos insalvables.
Aunque el Gobierno dará de plazo hasta el domingo para que se intente de nuevo un acercamiento de posturas, la reforma laboral pactada parece que no va por buen camino y que tendrá que ser el Gobierno el que elabore el nuevo decreto y negocie con los grupos parlamentario. Y partidos como CiU ya han asegurado que no se abstendrán en esta ocasión.
El Ejecutivo hará un borrados que presentará a los sindicatos el viernes, con los que se reunirá para evaluarlo. Mientras, los empresarios ya han pedido una reunión por separado y se han negado a un encuentro a tres bandas este fin de semana para trabajar sobre lo que ya se conoce como el ‘decretazo’.
La posición de Zapatero es ahora peliaguda: anunció en su momento que aprobaría la reforma con o sin el acuerdo del Consejo de Ministros, pero corre el riesgo de tener que hacer frente a una huelga general si la reforma lesiona los derechos de los trabajadores. Y para los sindicatos el abaratamiento del despido lo hace: una de las propuestas del Gobierno es que el Fondo de Garantía Salarial pague 8 días de los 33 de indemnización por despido improcedente (y no los 45 actuales), lo que supondría un despido más barato para los empresarios. Este tipo de contrato de indemnización de 33 días ya existe, pero sólo para sectores de difícil inserción social.
El Gobierno también quiere facilitar a los empresarios el uso del despido por causas objetivas, cuya indemnización es de 20 días. Los empresarios consideran que la autorización de este tipo de despido está sometida a una excesiva tutela judicial, mientras que los sindicatos rechazan que se relaje.
Durante el tiempo que se ha hablado de la reforma laboral se ha barajado la posibilidad de pasarse al modelo alemán, que permitiría combinar la reducción de jornada con compensaciones externas, o al austríaco, basado en la creación de un fondo nominal con aportaciones empresariales.