Este partido partía como un interesante examen para ambas selecciones, que partían en el inicio del Mundial como aspirantes a sorpresa del torneo. Japón superó esta prueba y Camerún pasó a ser una incógnita. Los de Okada demostraron ser un equipo consciente de sus limitaciones, lo que es una gran ventaja en un equipo como Japón. Sin buscar el espectáculo, los asiáticos buscaron la efectividad ante todo ante el juego ramplón de los africanos, que no supieron hacer gol.
Mucha calma en los minutos iniciales. Los equipos se tanteaban mutuamente en la búsqueda de los puntos débiles del rival. Nadie era capaz de dominar el partido, y mientras que Camerún movía el balón de forma muy previsible y sin peligro, los nipones destacaban por su movilidad en el terreno de juego, y atacando mucho por la banda derecha durante los 45 minutos.
Camerún jugaba sin un esquema táctico definido, y muy perdidos en defensa, algo que se demostró con el gol de Honda en el minuto 38, cogiéndole la espalda a su marcador de forma manifiesta tras un centro de Matsui precisamente desde la derecha. Ninguno de los dos delanteros cameruneses entraba en juego y Eto’o intentaba bajar a recojer el balón, pero sin suerte, y Japón dominaba de forma clara y sin ningun nerviosismo. Con este panorama terminaba el primer tiempo de juego, en el que los africanos no lograron entrar en el partido en ningún momento.
La segunda mitad empezó con un Camerún diferente y con ganas de agradar, y aunque Japón seguía dominando, a los 3 minutos Choupo-Mating a pase de Eto’o tuvo la ocasión mas clara para su equipo en lo que iba de partido. Mientras tanto, M’Bia se convertía en el claro desastre del partido (aunque en la recta final de partido logró enchufar un gran disparo que pegaría en la cruceta), cada atacante que se le acercaba le metía en problemas, y ya había sido el defensor que falló en la marca del gol de Honda.
En el minuto 63 Emaná entraba por Matip para dotar a su equipo de mas empaque ofensivo. Como respuesta a este cambio, 6 minutos despues Okada sacó al campo al considerado mejor goleador del mundo en el año 2009, Okazaki. El partido destacó por un sorprendente juego limpio, ya que no fue hasta el minuto 72 cuando el arbitro sacó la primera tarjeta, una amarilla al camerunés N’Kolou, y solo habría otra cartulina mas en el partido al borde del final.
Los africanos flojeaban por momentos, y Japón jugaba todavía mas cómoda si cabe. Tras el doble cambio introducido por Le Guen, la táctica ofensiva del equipo camerunés cambió. Buscaban subir de forma rápida y colgar balones, pero no surtía efecto ante una selección japonesa cada vez más cerrada y conservadora. En los últimos minutos el equipo nipón, ya cansado, dejaban el balón a los africanos, que se iban compulsivamente al ataque sin scar frutos de sus acometidas. Casi al final saltaba al campo el ex jugador del Arsenal Inamoto, para poco más que perder tiempo. Tas 4 minutos de añadido en los que Camerún creó mas peligro que en el resto del partido, llegó el pitido final del árbitro
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