No se conocían de nada. Él, marinero, la besó eufórico en medio de Times Square. Ella le correspondió, estaban de enhorabuena: la II Guerra Mundial llegaba a su fin. Y allí estaba la cámara de Alfred Eisenstaedt para retratarlo y convertir ‘El beso’ en el icono de la celebración del fin del conflicto tras salir publicada en la revista Life.
Corría el año 1945 y estaban en Nueva York. Hoy, Edith Shain, la enfermera protagonista de ese tórrido beso, ha muerto a los 91 años. Para ella, de identidad desconocida hasta que en los años 70 escribió al fotógrafo para decirle su nombre, supuso la entrada de la dama en su vida. Su imagen se convirtió en reclamo de todo lo que sonara a Guerra Mundial: ofrendas florales, desfiles, actos conmemorativos…
Del que nunca se supo el nombre fue del marinero. Ella nunca lo volvió a ver. Tras el beso siguió festejando la vuelta a casa con sus amigos.
No es el único
Robert Doisneau debió inspirarse en esta imagen para repetir el que sería el beso más famoso de París cinco años después. Aunque la imagen tenía truco y le faltaba la espontaneidad que durante años había dado a la capital francesa el título de ciudad del amor.
El propio fotógrafo reconoció que había visto a los protagonistas besándose en un café de París. Eran novios y estudiantes de teatro, así que aceptaron sin miramientos cuando el artista les pidió que repitieran la escena en la calle posando para él. En esta ocasión la imagen salió publicada en ‘American Life’ y se hizo incluso más famosa que la versión americana.