Cuando tienes un perro y se dedica a corretear por el campo, la vuelta a casa implica un examen estricto y aprensivo: frotar las yemas de los dedos sobre el cuero cabelludo en busca de una garrapata, uno de esos pequeños bichos que chupan la sangre y causan varias enfermedades, como la de Lyme. Asqueroso… al menos hasta ahora.
Dos estudiantes de la Universidad de Alabama, Nathan Renneboog y Stephen Firsing, han usado imágenes vía satélite del Bosque Nacional Talladega dentro de un programa de la NASA para ver en qué zonas hay más probabilidad de que haya garrapatas y así identificar aquellas zonas en las que existe un alto riesgo de enfermedades, ya que estos bichos dejan toxinas y organismos en nuestro torrente circulatorio que provocan numerosas patologías.
Las garrapatas prefieren las zonas húmedas con mucha vegetación y no tienen reparos en colarse en perros, venados de cola blanca, ratones de patas blancas o los humanos. Son vampiros en miniatura con neurotoxinas en la saliva para que no se sienta dolor cuando muerden.
Estos estudiante usan las imágenes de infrarrojos obtenidas por un instrumento del satélite Terra para analizar la humedad y la vegetación del terreno y clasificar 12 sitios dentro de este bosque, crear mapas e imágenes digitales detallados que muestran las áreas con mayores probabilidades de que existan hábitats de garrapatas.