JOSÉ MANUEL PENA/ Desde Carril a Rianxo, pasando por localidades como Vilagarcía, Vilanova, A Illa, Cambados, O Grove, Riveira, A Pobra y Boiro forman parte de una gran comarca bañada por las frías y “cristalinas” aguas de la Ría de Arousa. Cada año, por estas fechas, son miles las personas que se acercan a los pueblos de ambos márgenes de la Ría para disfrutar, entre otras cosas, de su belleza natural, de su rica gastronomía, de la calidad de sus productos tradicionales así como de la tranquilidad de todo su entorno.
Arousa ya es un referente turístico y una “marca de calidad” en Europa y en el resto del mundo. El que se acerca la primera vez vuelve para reencontrarse con algo diferente a otros lugares turísticos muy masificados y asfixiados por el hormigón que no les ofrecen nada más que sol y playa. Las gentes de Arousa transmiten simpatía y confianza al forastero, desean acogerlos como si fuesen un miembro más de sus familias. Son conscientes de la importancia que la época estival supone para la economía de toda la comarca, máxime en estos tiempos de vacas flacas.
Las decenas de ferias gastronómicas, actos lúdicos y culturales, fiestas patronales, rutas fluviales, competiciones náuticas y deportivas de todo tipo inundan ambos márgenes de la Ría de Arousa, como una seña de identidad propia, con los que se pretenden agasajar a los visitantes y que éstos se integren y formen parte del propio entorno como un arousano más, sin que se sientan ajenos a la realidad social y cultural que vivimos en este lugar privilegiado del planeta.