Todas las noches el rascacielos de Nueva York se ilumina y ayer estaba previsto que fuera de violeta, rosa y amarillo, los colores de la asociación protectora de animales. Pero el gol de Iniesta cambió los planes en el Empire State, que se tiñó de rojo y amarillo en homenaje a la selección española y su título oficial como Campeona del Mundo.
Y es que la capital se llenó desde las 11 de la mañana para disfrutar de la final del Mundial de Sudáfrica 2010, con Holanda como contrincante. Casi 120 minutos de juego y sufrimiento para al final quedarse afónicos de gritar en la gran manzana el ‘oé, oé’.