Se acabaron los bollos en los colegios. No los de leche o los de pan, sino la bollería industrial. El Ministerio de Sanidad y Política Social y las comunidades autónomas han acordado que se dejen de vender, ya desde el próximo curso, en los centros educativos no universitarios todos los productos envasados que tengan un alto contenido energético, especialmente pasteles y chucherías. El objetivo es reducir la obesidad infantil, en la que España está a la cabeza de Europa, estableciendo límites de grasas, sal y azúcares en los alimentos que se sirven en las escuelas, cuyo primer paso pasa por la retirada de las máquinas expendedoras de los mismos, empezando por los de Primaria. Se pretende volver al bocadillo de toda la vida, que es más nutritivo y alimenta mejor.