No fue como el año pasado. La procesión del Cristo de la Victoria congregó este agosto menos fieles que la de hace un año. El buen día, el comienzo de las vacaciones o la crisis consiguieron que muchas personas no viniesen a Vigo este 2010, aunque más de 100.000 fieles acompañaron a la talla por las calles de la ciudad. El recorrido, durante el cual la organización funcionó mejor que a la salida de la Concatedral, fue seguido por otros miles más que se agolpaban a ambos lados de las calles, especialmente en Cánovas del Castillo, la pasarela que une el Centro Comercial A Laxe y A Pedra, Colón y Urzaíz.El Cristo, que este año será el último que reciba honores de capitán general si, como parece, se aprueba la ley de Libertad Religiosa, si estuvo rodeado por más devotos que nunca, lo cual creó varios problemas por las calles del Casco Vello y la concentración en la Porta do Sol que se quedó pequeña para quienes quisieron unirse al canto del himno con el que se puso fin a la procesión, la primera presidida por el nuevo obispo, Luis Quinteiro, al que se sumaron Pierre Iani, director de la factoría de Citroën de Vigo, encargado de llevar el pendón, el presidente de la Xunta, los delegados del Gobierno central en Galicia y Autónomo en Vigo, la presidenta del Puerto, el alcalde, el vicepresidente primero de la Diputación, José Manuel Figueroa y varias autoridades militares.
