Las intensas lluvias que están cayendo en Pakistán han causado inundaciones que afectan ya a más de 12 millones de personas que viven en el Punjab y Jyber-Pajtunjawa. Buena parte de ellas se han quedado sin hogar o han tenido que ser desplazadas para evitar que corran la misma suerte de las más de 1.600 víctimas mortales reconocidas ya por el Gobierno de aquel país, o que los casi 4 millones que han perdido todo lo que tenían, desde cosechas a animales.
Y nada va a cambiar, a no ser para ponerse peor, ya que el pronóstico es que las lluvias, consideradas las más devastadoras que ha sufrido el país desde 1930, arreciarán durante las próximas horas. El agua ha arrasado cultivos, acabado con las cosechas y matado decenas de miles de animales, una tragedia cuyo alcance podría llevar a una escasez de alimentos en un estado que depende, casi en un 70% del campo.
El gobierno, que trabaja sin su presidente, que está de gira por Europa, ha decretado la alarma en el sur del país, donde más de medio millón de personas han sido desplazadas para facilitar la llegada de ayuda, difícil de llevar hasta varias regiones como la de Sidh donde, además, han empezado a detectarse brotes de enfermedades infecciosas.