Quiere desmantelar los campamentos ilegales de gitanos de Europa del Este que hay en Francia y lo hará a golpe de deportaciones. Hoy parte el primer avión hacia Rumanía con 79 gitanos a bordo de los al menos 700 que quiere enviar. Al frente, el presidente del Gobierno, Nicolas Sarkozy, que en un mes ya ha desalojado 50 instalaciones.
Una deportación o “retorno voluntario” de inmigrantes que aceptan volver a casa a cambio de un billete de avión y 300 euros por adulto y 100 por niño, aunque en muchos casos acaban regresando a Francia. Para evitar que se lucren con este tipo de iniciativa, un registro con datos personales y huellas dactilares controlará que nadie cobre la ayuda más de una vez.
Sólo el año pasado más de 10.000 rumanos y búlgaros regresaron a su país de origen.