Adiós al relax y a las vacaciones de lujo. Un cambio de viento ha reavivado el fuego que arrasa el norte de Ibiza, donde se concentran algunas de las calas más paradisíacas de la isla. El incendio que se inició el domingo por la noche en Cala Benirràs ya ha arrasado 400 hectáreas de bosque de una zona que ya ardió hace 20 años.
Ya han tenido que desalojarse 26 viviendas y un hostal que fueron alcanzados por el fuego, aunque las 300 personas que trabajan en las labores de extinción no descartan más alertas, ya que las llamas se dirigen ahora a una zona forestal con mansiones repartidas y aisladas por el bosque cerca de Cala Xarraca. La esperanza es que el fuego se dirija hacia la zona que ardió el año pasado, 20 hectáreas que podrían actuar de cortafuegos.
Las primeras hipótesis hacen pensar que el incendio se inició por un cortocircuito en uno de los coches aparcados cerca de la playa y que provocó una explosión en cadena con otros 26 vehículos en una zona muy concurrida pero que por su orografía es como una ratonera en caso de emergencia. Y exactamente eso fue lo que pasó: 1.500 bañistas tuvieron que ser rescatados por mar.