Llegó andando tranquilamente hasta los juzgados, situados en el Prado de San Sebastián, pasadas las 11 menos cuarto de esta mañana, encendió un cigarrillo, sacó una botella con un líquido, se la echó por encima y se prendió fuego. No se saben aún los motivos que han movido a un chico de 23 años a quemarse de esta manera, sí se ha conocido que las quemaduras que se ha causado afectan al 80% de su cuerpo y que está siendo tratado de elas en el Hospital Virgen del Rocío.
La consecuencia de este acto podría haber sido peor si no estuviesen tan cerca agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional, de servicio en el juzgado, que llegaron corriendo y apagaron las llamas con mantas y avisaron en el acto a los servicios de emergencia.