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Las heridas de Jacobo Piñeiro no se las hicieron las víctimas

La madre de Isaac Pérez Triviño, a la entrada del juicio el primer día.
La madre de Isaac Pérez Triviño, a la entrada del juicio el primer día.

Los médicos forenses lo ven más que improbable, ya que el corte le seccionó tendones que dejaron sin movimiento dos de los dedos de la mano derecha. Y sin el apoyo de ellos sería imposible asestar las 57 puñaladas que Jacobo Piñeiro dio a Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson Luciano hace ya cuatro años en el conocido como crimen de la calle Oporto.

Los forenses desmontan así una de las principales defensas del acusado, que asegura que sólo se defendía del ataque de una de las víctimas y que consiguió hacerse con el arma durante el forcejeo, y hace pensar en que resultó herido mientras acuchillaba a los fallecidos con alguna de las dos armas que utilizó. Y, según los médicos, no pudo cometer el crimen bajo los efectos de drogas y alcohol, ya que a la hora en la que sucedió todo ya se le habrían pasado los efectos.

Las autopsias revelan que las dos víctimas recibieron todas las puñaladas con vida, aunque después fallecieran a causa de las heridas ocasionadas por 3 de ellas en el tórax en el caso de Pérez Triviño y por una en el abdomen en el de Luciano. Pérez Triviño recibió en total 35 puñaladas en cabeza, cuello, tórax, brazos, espalda y cara, un tipo de heridas consideradas por los expertos poco frecuentes; mientras, Luciano tenía 22 heridas por arma blanca en mano, piernas, espalda, abdomen, hemitórax, cabeza y cuello, una de ellas en el brazo derecho que le dejó indefenso al seccionarle los nervios del hombro. Las quemaduras de ambos cuerpos fueron post-mortem.

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