Han sido 70 días de angustia y 21 largas horas de rescate. Pero los 33 mineros de la mina San José, en pleno desierto chileno, ya están liberados. Mucha emoción y muchas lágrimas con cada uno de los atrapados que subía a la superficie gracias a una obra de ingeniería perfecta, la cápsula Fénix 2, que incluso subieron más rápido de lo previsto: de la hora inicial entre salida y salida se quedó en 40 minutos.
Los mineros han sido trasladados uno a uno al Hospital de Copiapó, donde pasarán en observación al menos 24 horas más. Aunque los médicos ya lo advierten: su estado de salud es más que bueno, sólo tienen algún problema de piel, en la vista o respiratorio. El más grave es el más anciano, un minero de 63 años que lleva desde los 12 en la mina, con silicosis y unos problemas respiratorios que venían de antes.
Ahora el Gobierno se plantea hacerles un monumento. No sé si les hará ilusión, pero lo que seguro que les animará es que se modificarán las leyes para que no haya más yacimientos como este, sin la más mínima medida de seguridad y con unos propietarios que ni siquiera han participado en las labores de rescate.