Sólo en Estados Unidos 1.200 personas han sido ejecutadas en los últimos 33 años tras una década sin llevar a cabo ninguna, casi la mitad de ellas en Texas. Para luchar contra esto y contra la pena de muerte en todos los países del mundo Amnistía Internacional anima a los estudiantes de la Universidad de Vigo a mostrar su disconformidad llevando el próximo 11 de noviembre un distintivo de color amarillo. Una acción que se desarrollará en todas las universidades del país para movilizar a los más jóvenes para defender los derechos humanos.
Cuestión de raza
El componente racial juega un papel muy importante, ya que estudios realizados demuestran que en Estados Unidos la raza depende de si se aplica la pena de muerte o no: las estadísticas dejan claro que hay mayor probabilidad de que se dicte sentencia de muerte por asesinato si se es negro que si se es blanco.
Pero eso no es lo peor: el año pasado en Estados Unidos se ejecutaron a 52 personas y se condenó a muerte a otras 106, al tiempo que 9 fueron absueltos tras demostrarse su inocencia y pasar años en el corredor d ela muerte. En los últimos 35 años unos 130 presos han recuperado su libertad mientras 3.200 están a la espera de ser ejecutados. Si no estás de acuerdo con esta pena máxima puedes dar tu apoyo a la asociación a través de la web.
El último informe de Amnistía Internacional recoge que el año pasado se realizaron 714 ejecuciones en el mundo, la mayoría en Irán, Irak, Arabia Saudí y Estados Unidos, una cifra en la que no se incluyen las miles de ejecuciones que presumiblemente se consumaron en China, un secreto de Estado que los expertos sitúan en unas 8.000 anuales.