No lo han inventado por su diseño, su software o por su portabilidad. No quiere competir con los netbook ni con las tablets que tan de moda ha puesto Apple. Se ha creado para facilitar su reciclaje e intentar poner fin a la basura electrónica. Estudiantes de la Universidad de Stanford han creado Bloom, un ordenador portátil que puede ser desmontado en menos de dos minutos con diez sencillos e intuitivos pasos para los que no necesitas ni herramientas.
Estos universitarios estadounidenses, patrocinados por Autodesk, estuvo 9 meses investigando, creando prototipos y realizando pruebas para redefinir la relación entre los consumidores y los aparatos electrónicos. La idea era desarrollar un producto ‘verde’, atractivo y eficaz con el que conseguir reducir las más de 2,2 millones de toneladas de basura que deja al año la electrónica sólo en Estados Unidos.