Ha transformado los tres fosos defensivos y restos de ánforas usadas para almacenar vino que datan de entre los años 50 a.C y 50 d.C., y una antigua galería que apareció al empezar los trabajos de excavación en Celso Emilio Ferreiro, en una “calzada romana”. Así definió Abel Caballero lo que los arqueólogos, incluida la del Concello califican como “restos romanos de entidad” y adelantó hoy que encargará un proyecto de “gran envergadura” para conservar la misma.
El alcalde aseguró que fueron los arqueólogos municipales quienes descubrieron los nuevos vestigios “por lo que el Concello decretó la paralización inmediata de las obras y el vallado de la zona afectada”, al tiempo que recalcó que él es el valedor del patrimonio cultural de Vigo e insistió que la orden de parar los trabajos de humanización fue dada desde el Ayuntamiento y no desde la Delegación Provincial de Patrimonio.
Sin embargo, en este organismo contradicen absolutamente las palabras de Caballero y fuentes del mismo aseguran que la orden de paralización de los trabajos se dio el mismo lunes desde dicha delegación, que los restos encontrados no corresponden “en manera alguna” con una calzada romana, algo que ha sido comunicado a los responsables municipales, y que la competencia en esta materia es única y exclusivamente del gobierno autonómico, por lo que “ni los restos han sido encontrados por arqueólogos municipales ni hay autoridad local que pueda decidir su catalogación, conservación o definición”.