Los aeropuertos gallegos van recobrando poco a poco su normalidad después de una semana de cancelaciones, desvíos o retrasos por la protesta de los controladores aéreos al haber superado las horas de trabajo estipuladas para todo el año. Ya casi no queda rastro del caos desatado en el espacio aéreo español tras la huelga encubierta que se produjo el viernes, aunque no es oro todo lo que reluce.
Ahora que los seis controladores están en las torres de control de los tres aeropuertos gallegos (uno en Vigo y A Coruña y cuatro en Santiago), que los vuelos han empezado a despegar y aterrizar con normalidad y que los retrasos no son más que los de una jornada habitual, la odisea comienza para los que tenían que volver a casa en pleno caos aeroportuario.
Es lo que le ocurre a una familia viguesa, que debería haber regresado de París el viernes, pero a la que las bajas masivas de los controladores aéreos en España dejaron tirados en el aeropuerto, sin información, sin nadie que se responsabilice y con una niña pequeña. Su vuelo debería haber aterrizado en Oporto hace dos días, pero ya les han anunciado que no podrán regresar a España hasta el martes, cuatro días extra.
Después de mucho presionar han conseguido que la compañía se haga cargo de las noches de hotel, pero corre de su cuenta corriente la comida y el día de trabajo perdido, ya que este matrimonio el martes debería estar incorporado en sus respectivos puestos de trabajo. Y los ánimos están por los suelos, con una niña pequeña y en una ciudad en la que no deja de nevar y en la que las temperaturas no suben de los cero grados.
Expedientes abiertos
Mientras, el Ministerio de Fomento ya ha anunciado que se han abierto 442 expedientes disciplinarios a los controladores por la huelga encubierta al comienzo de este puente, la mayoría de ellos ya notificados a sus afectados. Los expedientes se estudiarán de manera individual, por lo que las sanciones podrán ir desde una mera falta a la suspensión de empleo y sueldo o la expulsión definitiva del sector.