JOSÉ MANUEL PENA/ La insolidaridad y la indiferencia social es demasiado habitual en los tiempos actuales, en los que nos movemos más por el egocentrismo y la posición social. Comamos y bebamos que mañana moriremos es un lema demasiado arraigado por muchas personas que se preocupan únicamente por su bienestar personal y huyen del compromiso social y de lo que ocurre a su alrededor.
Hace escasas fechas ocurrió que un joven padeció un ataque cardíaco repentinamente en la vía pública ante la indiferencia de decenas de personas que pasaban por el lugar. Todos seguían su camino a pesar de que un familiar, a gritos, demandaba ayuda inmersa en una lógica crisis de histeria y ansiedad. Sólo el familiar y gracias a las indicaciones del servicio de emergencias médicas, 061, pudo reanimar al accidentado sin que las personas que por allí les prestase atención y auxilio alguno. Al final el joven falleció, antes de que llegasen las urgencias médicas, la hermana se quedo con la duda que este podría haberse salvado si alguien les prestase ayuda.
Rosa nunca olvidará lo sucedido y mucho menos llegará a comprender la insolidaridad y la indiferencia con la que todas esas personas dejaron morir a su hermano. Lo peor de todo es que lo sucedido está basado en hechos reales.