Quiere formar parte de la lista blanca, una lista de los países que luchan contra el blanqueo de dinero siguiendo la normativa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y del Grupo de Acción Financiera. Por eso, tras la investigación del Banco Vaticano por blanqueo, el papa Benedicto XVI ha decidido crear la Autoridad de Información Financiera del país. Esta entidad será la encargada de aplicar la Ley para la prevención y la lucha del blanqueo procedente de actividades criminales y de la financiación del terrorismo en todos los órganos de la Iglesia o en las entidades dependientes de la Santa Sede.
Una medida que responde a “la necesidad moral de la transparencia, honestidad y responsabilidad” que se presupone al Vaticano, que en los últimos años se ha visto envuelto en numerosos escándalos financieros, como la quiebra del Banco Ambrosiano en 1982, del que era el principal accionista, tras la puesta de 14.000 millones de dólares en operaciones de alto riesgo.