JOSÉ MANUEL PENA/ Después de 50 años de terrorismo de ETA, la situación de debilidad que vive la organización terrorista hace suponer que podemos empezar a ver su final, aunque su decadencia puede ser aún larga y causar daño.
Según la Fundación de Víctimas del Terrorismo, la debilidad de la banda no es fruto de la casualidad, sino de la actuación decidida del Estado de Derecho en la lucha antiterrorista, de los acuerdos entre los partidos democráticos, de la colaboración internacional y del hastío mayoritario con la violencia en Euskadi y Navarra, así como el compromiso decidido del resto de España. En consecuencia, es fruto de las políticas de tolerancia cero con el terrorismo y de deslegitimación del mismo puestas en marcha por los gobiernos central y vasco.
Para la Fundación de Víctimas del Terrorismo hay que barajar la posibilidad real del fin de ETA, siempre desde los principios que inspiran el Estado de Derecho. Así, según esta Fundación, el futuro político de la sociedad vasca no puede escribirse sobre el proyecto político de ETA, aunque sea sin ETA y sin su violencia, porque de otra forma no habrá verdad en la Memoria, ni Dignidad, ni Justicia para sus víctimas que fueron asesinadas con el objetivo de favorecer la implantación del proyecto político de ETA.
Por otra parte, las víctimas del terrorismo, creen que el hipotético final de ETA debe hacer posible el esclarecimiento de todos los atentados que están sin resolver y que suman centenares de asesinatos, heridos, secuestrados y extorsionados sin autor conocido.