Al primer ministro italiano se le complican las cosas…o puede que no. Decidid vosotros. El último en pronunciarse sobre la afición de Silvio Berlusconi a las menores de edad y las prostitutas ha sido el presidente de la Conferencia Episcopal italiana quien ha asegurado que el país “mira asustado a los actores de la escena pública“. El cardenal Angelo Bagnasco, ha declarado que Italia vive en una “evidente angustia moral“ desde que estalló el ‘caso Ruby’, la joven marroquí que, según la Fiscalía de Milán, habría mantenido, siendo aún menor de edad, relaciones sexuales con Silvio. El fiscal ha abierto un proceso contra el primer ministro por prostitución de menores y ha hecho públicas las fiestas celebradas por este amante de la vida, como se ha definido, en su villa de Arcore, en las que, además de música y buena comida, alcohol y personajes conocidos, también participaron numerosas prostitutas.
El tema debe de ser de tal gravedad, que ha sido tratado en una reunión de la Conferencia Episcopal Italiana que ha llegado a la conclusión de que el país debe “superar esta fase convulsa”. Además, respecto a Berlusconi, el cardenal Bagnasco ha señalado que “quien asume un mandato político debe ser consciente de la “medida y la sobriedad y hacer honor al cargo que detenta“.
Sin embargo, Silvio, lejos de tomar nota la dio y ayer a las 12 de la noche entró por teléfono, en directo, en el programa ‘L’Infidele’ del Canal 7 de la televisión italiana y, gritando aseguró que “este es un programa desagradable, con una conducción despreciable, infame, repugnante“. El presentador del programa, tras pedirle que moderase sus palabras, acabó diciéndole “ya ha insultado bastante, ¿por qué no va ante los jueces en vez de insultar?