La mayor movilización se produjo al mediodía en la manifestación central, que discurrió en Vigo y a la que acudieron alrededor de 8.000 personas. Los asistentes gritaron en contra de la política del Gobierno mientras que la megafonía denunciaba que el recorte de las pensiones aprobado por el ejecutivo de Zapatero era el mayor ataque contra los derecho sociales de los últimos 40 años.
Sin embargo, la respuesta al llamamiento no tuvo nada que ver con el pasado 29 de septiembre, cuando la CIG reunió en la ciudad a decenas de miles de personas y se paralizó toda la actividad, tanto en Vigo como en el resto de Galicia,. Pasadas las 12, los comercios, cafeterías, tiendas, colegios o industrias estaban abiertas y atendían a clientes, proveedores o despachaban mercancías como un día normal.
El Puerto, la planta de PSA Peugeot Citroën, las empresas de los polígonos industriales, Zona Franca, los bancos y las administraciones tenían una actividad cotidiana. Según una nota enviada por la Delegación del Gobierno en Galicia, el paro tuvo una incidencia del 2,9% en el conjunto de la administración estatal en la comunidad, porcentaje que fue mayor en Pontevedra, donde el 4,87% de los funcionarios se sumaron a la huelga y menor en Lugo donde apenas llegó al 1,12%; en A Coruña superó el 2% y en Ourense se acercó al 3%.
Además apenas se registraron incidentes de relevancia, tal y como aseguraron tanto la Delegación del Gobierno como la Policía Local: un par de contenedores quemados y el cajero de una entidad bancaria en la Praza de Francisco Fernández del Riego, fueron los únicos hechos reseñables.