ANTONIO ALBALADEJO/La permanencia de Mubarak en el poder tiene ya fecha de caducidad. A la presión que están ejerciendo Estados Unidos e Israel para que ceda la presidencia a su vicepresidente, Omar Suleiman, se ha sumado esta tarde la de cientos de miles de personas que se ha concentrado en la Plaza Tahrir, que se han transformado ya en el símbolo de la oposición al régimen, para celebrar el ‘Día de la Partida’. El mismo había sido convocado por los partidos de la oposición y ha tenido una respuesta que ni los más optimistas imaginaban, pues la plaza se ha quedado pequeña para la marea humana que empezó a llegar ya a primeras horas de la mañana. Madrugar era una necesidad: además del caótico tráfico de El Cairo y el toque de queda, que ya nadie respeta en esta megaurbe, había que esperar horas, primero para pasar los sucesivos controles del Ejército y, después, para hacer cola en el perímetro de seguridad montado en todo el centro de la capital.
A los controles del Ejército, que una vez más ha renunciado a hacer cumplir un toque de queda que nunca llegó a respetarse, los propios organizadores crearon su servicio de registro para evitar los incidentes de ayer y antes de ayer provocados por afectos al presidente y que ocasionaron 5 muertos y decenas de heridos. Sin embargo hoy algo ha cambiado. La llegada del ministro de Defensa, Mohamed Tantawi, al lugar, lejos de ser abucheada fue recibida con gritos de ‘¡El Ejército y el pueblo están unidos!‘, un síntoma de que la salida de Mubarak es el único objetivo que busca una oposición que ve con buenos ojos que sea Suleiman quien patronee la transición hacia un verdadero sistema democrático.
Para recalcar la voluntad de que esa camino sea pacífico, las protestas de este ’Día de la Partida’ se iniciaron con un rezo en el que participaron cristianos y musulmanes en el que los imanes dejaron claro que esta revolución “no es religiosa y pertenece tanto a hombres como mujeres, sean musulmanes o cristianos”, un sentimiento que recalcó el canto conjunto del himno nacional mientras hondeaban miles de banderas del país.