La legislación sobre IVA establece que el impuesto es exigible en el momento en que se efectúa la entrega de bienes o prestación de servicios, y no cuando se emite la factura o se realiza su cobro.
Las alternativas en caso de morosidad son pedir un aplazamiento del pago para no anticipar el impuesto no cobrado, eso sí, hay que pagar un 5% de intereses a la Agencia Tributaria o, pasado un año, rectificar la declaración con las facturas no cobradas, algo que requiere un complicado trámite burocrático.