Iba conduciendo por la calle Robleda cuando se empotró contra varios coches que estaban aparcados y decidió marcharse andando dejando el vehículo donde había quedado. Cuando los agentes de la Policía Local lo encontraron, con un moratón en la parte derecha de la cara y hablando por teléfono de forma muy alterada, intentó darles esquinazo metiéndose en una cafetería, aunque al no conseguirlo le echó la culpa del accidente a su novia, que aseguró que era la que conducía y se había marchado.
Al salir para acudir al lugar de los hechos, el hombre, de 29 años, se volvió a poner nervioso, empezó a empujar a un agente, le propinó varias bofetadas y le arañó en el cuello. Una vez junto al coche, los testigos aseguraron que no había ninguna chica en el coche. El joven, sin permiso de conducir y negándose a hacer la prueba de la alcoholemia, fue detenido y trasladado a la Comisaría, aunque durante el trayecto intentó propinar varios cabezazos a uno de los agentes mientras lo insultaba y amenazaba de muerte.