ANTONIO ALBALADEJO/Se ha ido a Dubai. Como anticipábamos en la anterior crónica, Hosni Mubarak no ha podido mantener su intención de seguir en el poder, como anunció la noche de ayer por televisión, y apenas 20 horas después ha renunciado a la Presidencia. El Rahis no ha dejado el poder en manos de su vicepresidente, Omar Suleiman, que ha sido el encargado de comunicar la noticia, sino que su renuncia la ha recibido el Consejo Superior del Ejercito. La dimisión ha sido recibida con gritos, risas, cánticos y símbolos de la victoria bajo miles de banderas de Egipto, por los cientos de miles de personas que abarrotan la Plaza Tahrir y todo el centro de El Cairo.
¿Qué pasará ahora? Si como parece se impone la postura de la mayoría de los altos cargos de las Fuerzas Armadas, Suleiman será el encargado de abrir un proceso de democratización que empezará con la convocatoria de elecciones que, con toda seguridad ya no serán en septiembre sino, previsiblemente, antes del final de la primavera. Además, el nuevo presidente no concurriría a ellas, una condición que habrían puesto los partidos opositores para seguir negociando una reforma constitucional que lleve a la elección de un nuevo parlamento.
Pero la noticia mas relevante, especialmente en esta zona del mundo, es que el pueblo egipcio ha conseguido todas sus demandas: ha acabado con un régimen de 30 años y ha expulsado a Mubarak del país, todo ello con el apoyo de los organismos internacionales, un hecho sin precedentes en los estados islámicos y que puede tener consecuencias imprevisibles en otros estados como Argelia, Libia o Jordania, además de Túnez.
