La ministra de Sanidad, Leire Pajín, no está teniendo demasiado acierto ni con sus palabras ni con sus hechos. Hace unos meses era el foco de atención por llevar una Power Balance en el brazo izquierdo, una pulsera de silicona a la que sus vendedores atribuían propiedades pseudomilagrosas y que en Estados Unidos se enfrenta a una demanda millonaria por estafa. Ahora es el colectivo de los enfermeros el que critica que Pajín “vive en su mundo, alejada de la realidad” y se olvida sistemáticamente de usuarios y profesionales sanitarios.
El discurso de la ministra en el Foro Ideas+Diálogo ha sido, según SATSE, “vano, sin ideas ni mensaje”, vendiendo como innovador el anteproyecto de Cuidados Paliativos y Muerte Digna cuando son temas que no son prioritarios ni afectan a la inmensa mayoría de los usuarios, como sí lo hace en cambio la larga lista de espera o el acceso a servicios sanitarios. Y ni una sola mención a la escasez de profesionales, a las condiciones laborales o las agresiones, cada vez más habituales, a pesar de haber hablado de un registro de necesidades de profesionales que se debería haber finalizado hace más de dos años.