Ha confesado ante el periódico ‘The Guardian’. Rafid Ahmed Alwan al-Janabi, más conocido como Curveball en la inteligencia alemana y norteamericana, ha reconocido por primera vez que mintió cuando aseguró que Irak tenía un programa secreto de armas biológicas y que la Casa Blanca lo utilizó como testigo para justificar el ataque a Irak. El desertor aseguró que se inventó lo de las fábricas clandestinas de armas biológicas en un intento de acabar con el régimen de Sadam Hussein.
“Orgulloso” de haber creado una historia que sirvió para derrocar al régimen irakí, del que huyó en 1995, Curveball asegura en la entrevista que la democracia entró en el país gracias a él y sus acciones. Una confesión y alarde que coincide con el octavo aniversario del discurso de Colin Powell ante las Naciones Unidas dando las razones de Janabi como válidas para invadir Irak.