JOSÉ MANUEL PENA/ Nadie pone en duda de que la pesca ocupa un puesto muy importante en la vida económica, social y cultural de Europa. Por eso la propia Unión Europea asigna los TAC (totales admisibles de capturas) para una gestión responsable y sostenible de la pesca que se sustentan en una base científica sólida y en una gestión a largo plazo. En muchas ocasiones la decisión de establecer estos TAC afecta, a regiones pesqueras de países de la Unión Europea, de una manera muy negativa como sucede con uno de los primeros puertos de España en pesca de bajura.
Los buques arrastreros de Riveira se encuentran con una rebaja de un 93 por ciento de las capturas de bacaladilla (lirio) con respeto al pasado año, mientras que el 97 por ciento del tope está asignado a buques factoría nórdicos para producción de harina y no para el consumo humano como ocurre en este importante puerto gallego. En la capital del Barbanza están en peligro centenares de puestos de trabajo mientras el gobierno central aplaudió en su momento la decisión de la UE señalando que “los TAC y cuotas de pesca para 2011 responden a las peticiones de España en defensa del sector, el empleo y la sostenibilidad”.
Las diferentes administraciones (europea, central, autonómica y local) tienen que ser conscientes de que el empleo en el sector de la pesca marítima tiene tendencia a concentrarse en unos pocos países y así España por sí sola representa una cuarta parte del empleo de la UE. Asimismo los tres principales productores en términos de volumen de pesca capturada son España, Francia y el Reino Unido. Dentro de España, como es evidente, una de las regiones más afectadas por los TAC de bacaladilla es Galicia y dentro de ella Riveira por dar trabajo a cerca de tres millares de personas entre pescadores, vendedores, distribuidores, procesadores y transformadores.