No se llevan bien. La que fuera pareja estrella de la política nacional, Felipe González y su vicepresidente, Alfonso Guerra, no piensan igual sobre los derechos de los expresidentes. Mientras Felipe, que ahora es consejero de una importante empresa energética, como Aznar, se mostró contrario a que los ex presidentes renunciasen a la pensión pública mientras estuviesen ejerciendo actividades privadas, Guerra es partidario de lo contrario. Así lo ha dicho hoy en Televisión Española: “sería perfecto que los ex presidentes no cobren del Estado cuando estén percibiendo ingresos privados” aunque, eso sí, cree que si no trabajan fuera del sector público “deben de tener, con todo el derecho, una asignación para mantenerse dignamente”.
El ex vicepresidente tachó de “broma” que se califiquen de privilegios las pensiones que perciben los ex diputados y ha asegurado que estas son “ridículas” comparadas con las de los representantes de otros países o del propio parlamento europeo. Con respecto a los privilegios de sus señorías comentó el caso de un compañero de partido, “el otro día fui a pasar el coche a la ITV y un empleado es hijo de un diputado socialistas que hoy está enfermo y que vive muy modestamente y me planteó la preocupación de la familia de que le pudiesen quitar ese pequeño complemento porque no podrían sin él no podrían vivir“, y denunció que “entre los diputados hay personas que no tienen problemas y que, justamente, son los que plantean que hay que quitárselos a aquellos que no tienen ese patrimonio o esos ingresos”.